El redescubrimiento de la construcción subterránea durante la revolución industrial no fue especialmente positivo. Durante las multitudinarias migraciones del campo a las ciudades, los trabajadores de las fábricas se alojaban en bodegas y sótanos, en habitaciones frías, húmedas y mal ventiladas. El proletariado vivía en unas condiciones de dejadez y de total falta de higiene y salubridad. A finales del siglo XIX, sólo en Ámsterdam vivían unas 20.000 personas en sótanos. El crecimiento de las ciudades por la superficie sirvió para acomodar mayoritariamente a la clase media, que crecía con rapidez y que quería vivir bien en lugares espaciosos, como las antiguas élites.
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Esta presentación corrió a cargo de la Sra. Sushma Goh, de Singapur, durante la sesión abierta de la ITA celebrada en Singapur en 2004. La presentación va totalmente ilustrada con diagramas y fotografías que ofrecen buenos ejemplos de la arquitectura subterránea. La autora retó a nuestra industria a tener siempre en cuenta los aspectos humanos de nuestra actividad.