Túnel Seikan (Japón)

En el año 1954, un tifón hundió cinco transbordadores en el estrecho de Tsugaru (Japón), lo cual causó la muerte de 1.430 personas.

En respuesta a la indignación de la opinión pública, el gobierno japonés buscó un modo más seguro de cruzar este estrecho tan peligroso. Dada la dificultad de predecir las condiciones meteorológicas, los ingenieros llegaron a la conclusión de que construir un puente resultaba demasiado arriesgado. Construir un túnel parecía la solución ideal. Al cabo de 10 años, se empezó a trabajar en lo que sería la excavación subacuática más larga y difícil jamás intentada.

Los ingenieros no podían utilizar una tuneladora para excavar el túnel Seikan porque la roca y el suelo del estrecho de Tsugaru cambiaban de una manera impredecible.

Es por ello que, con grandes dificultades, se perforaron y volaron 53 kilómetros de una zona de gran actividad sísmica con el objetivo de conectar Honshu, la isla principal de Japón, con la isla septentrional de Hokkaido.

Hoy en día, el túnel Seikan es el túnel ferroviario más largo del mundo (hasta la apertura del túnel de base San Gotardo en Suiza), con una longitud de 53,8 kilómetros, 23 de los cuales discurren por debajo del estrecho de Tsugaru.

El túnel principal, de tres pisos y situado 284 m por debajo del nivel del mar, fue concebido para el paso del Shinkansen, el tren-bala japonés.

Por desgracia, hacer pasar el Shinkansen por el nuevo túnel resultaba demasiado caro.

De hecho, hoy en día, viajar entre Honshu y Hokkaido en avión resulta más rápido y casi tan barato como viajar en tren por el túnel.

Pese a su uso limitado, el túnel Seikan sigue siendo una de las grandes proezas de la ingeniería del siglo XX.

En el interior del túnel hay dos estaciones para pasajeros (Yoshioka-Kaitei y Tappi-Kaitei) que sirven de museos donde se explica la historia y el funcionamiento del túnel.

Más información