Entornos Interurbanos

Desde hace siglos se construyen túneles de carretera interurbanos para que los vehículos puedan cruzar las montañas y los accidentes topográficos.

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Los túneles para vías férreas son casi tan antiguos como las propias vías. El primero se construyó en el año 1826, en la línea que unía Liverpool y Manchester. Posteriormente, el desarrollo del ferrocarril a finales de la década de 1880 generó un enorme desarrollo de los túneles ferroviarios.

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Los canales de navegación tienen que ser tan horizontales como sea posible, de modo que cuando aparece algún accidente topográfico hay que construir un túnel.

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Existen otras estructuras para las que hay que construir túneles. Por ejemplo, se han construido túneles en estaciones de esquí, como es el caso de los de Tignes.

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Los túneles para ferrocarriles, carreteras y navegación se llevan construyendo desde hace siglos. Uno de los más antiguos de este tipo (sino el que más) es el túnel de Malpas, situado en el Canal du Midi (Francia), que fue construido en 1776.

Durante el siglo XIX se construyeron numerosos túneles en paralelo al desarrollo de la industria ferroviaria.

Al principio, los túneles eran relativamente cortos, si bien la construcción de túneles alpinos a finales del siglo XIX presenta índices de progreso que permitían construir túneles de más de 10 km de longitud (véase la historia).

Los avances técnicos más recientes han permitido construir túneles cada vez más largos en terrenos cada vez menos homogéneos. Como buenos ejemplos de ello, podemos citar la construcción del túnel del Canal de la Mancha, entre el Reino Unido y Francia, y la del túnel Seikan en Japón.

Desde finales de los 90, con el desarrollo de las líneas de trenes de alta velocidad, resulta necesario sustituir los túneles de pico por túneles de base, construidos a una altitud de 600 a 900 m.